Nadie hace caso del agua que va después de la lluvia, cuando
sale el sol. El agua se evapora, vuelve al aire, a nuestros pulmones,
respirando el viento que sentimos en la cara. Y las lagrimas vuelven a
entrar en nosotros, como las cosas que hemos perdido. Poco importa si
sobre esa agua hay lágrimas después de haber llorado por amor, por dolor...
Hemos
perdido pero nada se pierde en realidad. Cada segundo que pasa, cada
luna que surge, no hace más que decirnos ¡VIVE! Vive y ama lo que tu
eres, como tu seas, por lo que seas. Mira en lo alto hacia el cielo,
cierra los ojos. Y no te canses nunca de soñar. La vida es muy corta
como para no ser felices juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario