martes, 26 de junio de 2012

Nunca pienses que esto es un Game Over, puede quedarte otra vida.

Me despejé los mechones rubios que se aventuraban por recubrir mi rostro para observar con mayor claridad lo que se desplegaba ante mí. Era una mañana fría y las nubes cabalgaban por el cielo, directas hacia aquí; pero aún así, me desprendí de mi cazadora de cuero. Allí, no había nadie más que "esto"; ni más vegetación que un solitario ciprés. Pero, en ese solitario entorno en el que las nubes parecían advertirnos de que iban a descargar una fuerte tormenta sobre "esto", era donde más acompañada me sentía. Tenemos nombres distintos bajo los que cobijamos distintos anonimatos, cuando todos nos llamamos: soledad. Tus brazos alrededor de mí era el mejor abrigo que había tenido nunca. Empezamos a fumar al mismo tiempo que empezó a llover, pero ni la lluvia apagó el drum mal hecho.
 Ninguna realidad nos afecta porque no pertenecemos a ninguna de ellas.

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