miércoles, 27 de junio de 2012
Solo me gusta escribir cosas bonitas. Por
eso hace mucho que nadie sabe lo que pasa por mi cabeza. Al menos no lo
han leído de mis manos. Es triste. No tener nada de lo que hablar. Nada
bonito. Solo historias tontas. De esas que empiezan mal, y acaban peor.
De las de perdón al día siguiente. De esas. Me gustaría escribir que
empiezo de cero. Que el amor sigue en mi vida. Tan bonito como siempre.
Tan tan fuerte como saben todos los que leen este blog. Me gustaría
contar que no hay una pizca de tristeza en lo que escribo. Me encantaría
poder gritar a los cuatro vientos que no hay baches ni caídas. Me
gustaría sentirme bien. Vivir. Me encantaría. Por desgracia el tiempo
quema. Y mata. Muy lentamente, pero lo hace. ¡Ay tiempo! Si pudiera
darte la vuelta... Cuantas cosas cambiarían. De lo triste siempre queda
lo bonito. Las ganas de sacar mas fuerza. El amor que nos queda. ¡Nadie
se imagina cuanto! De eso siempre nos ha sobrado. Y es eso lo que nos
hace fuertes. El amor. Los días enteros metidos en la cama. Las sabanas
que se caen al suelo. El olor de tu espalda. Tus manos. Las mías.
Nuestra risa. La que sale de tus labios. De esa de verdad. La que me
hace feliz. Todo eso que nos hace diferentes. Esa es la fuerza que me
dice quédate y no te vayas nunca. El amor que no se me gasta por más que
se rompa, se caiga y se destroce. No se me gasta. Sigue ahí. Al pie del
cañón. Esperando un solo rayo de sol para levantarse y gritar fuerte
las ganas que tiene de verte, corazón. Las ganas de empezar un día y
agarrarte fuerte para no soltarte. Para que no se caiga otra vez y se
rompa lo que ayer estaba bien. De ese amor te hablo. Del nuestro. El que
se puede oler en cada una de mis letras. Mejor o peor escritas.
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