lunes, 20 de agosto de 2012

No te diré cómo ni lo que siento. Si me ves te diré que soy feliz aunque muera por dentro. Si me ves llorar diré que se me ha metido algo en el ojo. Si no me ves sonreír te diré que es porque me duelen las muelas. Porque no quiero hacerte sentir culpable, y la verdad, es que no sé por qué lo hago, cuando en varias ocasiones la cosa se ha torcido y ha sido porque alguna de las dos ha flaqueado, o porque hemos ido muy relajadas, pero bueno, el tiempo hace del odio algo inerte.
El amor es así, a parte de basarse en un sentimiento mío se basa en como te sientes tú. Y si tú te sientes mal, yo me siento peor.
Muchas veces aparentamos ser felices, estar animados, con ganas de comernos el mundo, pero en realidad sientes todo lo contrario, en tu interior sólo hay tristeza, desolación con ganas de que la tierra te trague y no aparecer durante, o aunque sea, un efímero instante en la vida.
Así me siento yo desde hace unos días, puedo aparentar ser feliz, reírme, pero en realidad no tengo ganas ni de seguir adelante. Pero, ¿sabes por qué intento salir de éste agujero y sonreír y disfrutar de la vida cada segundo? Porque tengo bien seguro que si no lo hago yo, por mi misma,  no lo va a hacer nadie.

Hoy me tomo el día libre para recargar fuerzas y mañana empezar con mi misión de Gladiadora.

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