Limitarse
a seguir el procedimiento de rigor no es suficiente. Es la diferencia
que hay entre tocar simplemente las notas correctas en el piano e
interpretar la melodía con todo corazón dejando que fluya de ti.
Es necesario diferenciar las cosas: lo que siempre existe sin haber nacido, y lo que siempre está comenzando sin jamás llegar a ser.
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