viernes, 28 de octubre de 2011

Cuando uno sonríe si las cosas le salen mal, es porque ya sabe a quien echarle la culpa. Al encontrar culpables parece que encontramos la solución y nos sentimos víctimas inocentes de errores ajenos. Sin embargo, la pérdida la pagamos nosotros. Como víctimas de acciones pasadas pensamos que nada podemos hacer para cambiar lo que ocurrió, sólo nos queda el resentimiento o la resignación. Podemos poner mil excusas pero en la vida no podemos tener las dos cosas juntas: tenemos excusas o tenemos resultados.
En cambio, desde la actitud generativa aceptamos la realidad y  creamos opciones. Inventamos, probamos, nos hacemos cargo. Nuestro  desarrollo no pasa por lo que tenemos sino qué hacemos con eso para dar respuestas, cancelar la parálisis por exceso de análisis, evitar la queja perpetua y preguntarnos: ¿qué quiero? Así cambiamos el foco, dejamos de ser lo que nos sucede y pasamos a ser lo que elegimos. No podemos elegir qué cartas nos tocan pero podemos jugarlas de manera distinta.

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