domingo, 30 de septiembre de 2012

Éramos estrellas ardiendo en la noche, ni si quiera los astrónomos supieron ponernos nombre.

Intenté hacerte olvidar el pasado para que empezases a planear un futuro, pero conmigo de la mano. Despertar con tus manos en mi cintura cada mañana, y no con lágrimas en los ojos, tanto tú como yo. Pasar el día contigo, entre sonrisas y juegos, entre carícias y más carícias que recorren mi cuerpo, que recorren también el tuyo.
Porque esto no es una simple historia, ha sido una historia de esas que no acaban, o que empiezan con un beso. Esta fue mucho mejor, esto ocurrió mucho antes de conocernos, porque siempre supe que existías, porque siempre supe que mi julieta, algun día, llegaría, y tú me lo demostraste. Desde el primer momento supe que eras tú, sentí algo diferente, algo que no me había pasado con nunca con nadie, recuerdas esa sensación?. Hicimos mil tonterías para centrar la mirada la una en la otra, porque era esa forma que teníamos de mirarnos una de las cosas que tanto nos enamoró.
La mejor sensación? Sentir tus labios, sentir como poco a poco se unían los míos con los tuyos, que me susurraras al oído que era lo mejor que te había pasado nunca. Porque sé que esta historia no es inventada, ni una parte, que no contiene ni una sola mentira porque si hay algo que nos habia ayudado a continuar con lo nuestro, ha sido decir la verdad siempre, aun siendo tarde, pero decirla.
Que eres tú, que soy yo, que somos nosotras, y esta historia nunca se olvidará.

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