jueves, 27 de septiembre de 2012

me declaro culpable de ser una soñadora en paro

Lo siento, pero no puedo. No voy a pedirte fuego para volver a encender la llama, ni suplicaré que ardas en mi misma hoguera.
Es más, ni siquiera hablaré acerca de ese perfume que nos embriagó, que quizás sea un hechizo pasajero que debamos olvidar y regalar al tiempo para que decida, pero éste es mal consejero.
A mi sonrisa jamás le echo un cable para que pudiese moverse a sus anchas.
Me enamoré de tí tristeza, por la incertidumbre de ser o no ser amada... y es que el cielo cae encima mío sin yo quererlo, y las hojas en verano dicen ser tus pies que vienen andando hacia los míos...


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