lunes, 23 de mayo de 2011

360º

Me temo que comienzo a entender lo que se siente al luchar por algo, darlo todo por ello, dejarte la vida en ello, y no recibir absolutamente nada a cambio. Ir viendo como, a lo largo de los días, aquellas personas, cuyos sentimientos daban mucho que hablar por ti, van desapareciendo poco a poco, dejando en ti un gran huevo vacío en el cual lo único que contiene, y contendrá, son los bonitos recuerdos, y esa agradable sensación de que alguna vez fuiste muy feliz, aunque ese sentimiento de felicidad ya no esté contigo.
¿Qué queda ahora? Sentarte en un gran sillón, que más da si es cómodo o no, lo que cuenta es quedarte allí, mirando como las agujas del reloj van al compás con el tiempo, mientras alguien, en algún lugar, esté chillando tu nombre, con la intención y esperanza de que su intento no sea en vano. 
Ahora es uno de esos momentos en los que piensas que de que coño sirve estar mal y hundirse, que lo único que hace eso es no dejarte pasar página para poder ser feliz de nuevo. Pero por desgracia es inevitable no hacerlo....
....a no ser, que aparezca alguien. Esa persona que te inspira esperanza e ilusión, esa persona cuya felicidad hace que seas feliz. Esa persona que te alegra el día a día y te hace sentir como si fueses la persona más especial, perfecta e importante del universo. Por la cual en estos instantes darías todo cuanto tienes por permanecer siempre junto a ella y no perderla jamás, ya que al tenerla al lado es como un regalo caído del cielo. 
Quizás haya esperado demasiado para encontrar esta gran persona, y gracias a Dios ya la he encontrado. Aunque lo que más me importa ahora mismo es cuanto la puedo llegar a querer, es algo increíble, pero cierto.

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