viernes, 20 de mayo de 2011


Eres tú. Siempre. Eres tú, que pasas por mi vida y dejas un sabor agridulce. A veces eres risa y otras veces eres llanto. Eres tú, que sonríes y los ojos se te ven más verdes. Eres tú, que haces que afine mi puntería con dardos venenosos, mientras entierro el corazón en el olvido y lanzo los dados del destino.

Eres tú el que hace que me alegre cuando las cosas van mal. Contigo y con ella. Siempre ella. Yo soy la otra. Y te miro de lado, con la sonrisa pintada y el alma acorazada, me convierto en hielo mientras tú ardes. Miento, lloro, me escondo. Sin querer paso a ser venenosa, peligrosa. La reina del pudo ser pero no fue. Y lo sé: Me salto las reglas del juego. Pero es que ya no soy nada. No soy nada sin ti. Sin embargo nunca te lo digo. Parece que eres feliz en la ignorancia...

-¿Es egoísta de mi parte el querer que sea sólo para mí?
La voz fue sólo un murmullo, suave y aterciopelado,
que se fundió con el aire.-Sí, lo es-respondió la vocecita de su cabeza.
-¿Por qué?
-Porque es de ella, siempre lo ha sido. Y tú lo sabes.

Pero no por eso la certeza dejaba de doler

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